miércoles, 15 de diciembre de 2010

Actividades para trabajar la disfemia


Actividades de relajación para trabajar la disfemia:

Es preciso hacer ejercicios de relajación corporal, de modo general como de modo segmentario, prestando especial atención a la relajación de los músculos de la cara y del cuello. Por ejemplo: los niños con disfemia se acuestan en una superficie plana con los ojos cerrados, y el logopeda (o una persona bien informada) le mueve lentamente los brazos, piernas y cabeza.
En la misma posición, el pequeño realiza, de un modo suave, ejercicios de contracción – extensión del cuerpo y de las distintas partes del cuerpo:
  • Contracción del todo cuerpo – relajación general
  • Contracción de las piernas – relajación general
  • Contracción de los brazos – relajación general
  • Contracción de los labios – relajación general
  • Contracción del cuello – relajación general
Otros ejercicios de relajación son el bostezo, el bostezo con la boca cerrada y la relajación del cuello y de la cara, intercalando relajaciones breves y largas.

Actividades de respiración para trabajar la disfemia.
  • Respirar concentrándose en que el aire inspirado se dirija a la parte inferior de los pulmones.
  • Respirar concentrándose en que el aire inspirado se dirija a la parte inferior  y media de los pulmones.
  • Concentrarse para una inspiración completa.
  • Realizar una espiración completa y regular.
El objetivo es generalizar la respiración completa a las condiciones habituales.

Actividades de habla y lectura para trabajar la disfemia.

En este punto el hábito de leerles a los niños es muy importante. Los padres o maestros deben adaptar su lenguaje y velocidad a la edad y desarrollo de los chicos ya que éstos intentan copiar estas formas. En este sentido, hay que hablar y leer despacio, pero sin exagerar; emplear frases cortas y sencillas; no interrumpir cuando los niños hablan ya que genera una presión en los chicos, hay que aceptar sus tiempos.
Realizar ejercicios de evocación de las palabras y ejercicios con frases sencillas. Por ejemplo, se pueden realizar juegos verbales como: ¿Con qué sonido comienza la palabra gato? ¿Qué letras forman la palabra gato? ¿Cómo hace el gato?

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